Wednesday, May 16, 2007

capitulo the oven [ii]

Un poquito patuda me siento en ese sentido (conversábale a mi big boss hace unos días), pero tampoco mal viene recibir unos morlacos los días 5…ah! Y con sistema vale vista. Qué te creí.

Y de apoco he ido conociendo los perfiles de la gente que lo más probable es que te atienda o haga tu pizza en caso de dirigirte a este local.

Y así aparecen y desparecen personajes de la tienda. Yo no se cuánto mas dure en ella, pero hasta el momento me he entretenido.

En mi vida había gritado tantos nombres de personas al momento de subir a los comedores a dejar las pizzas. Hacen bien al imaginar los nombres de los cristianos que prefieren “nuestras” pizzas. Yo me río para callado para no parecer grosera. Después de todo, el cliente merece respeto. Pero también, alguien debería enseñarle bien a la Pauli a digitar, entre su urgencia por atender, correctamente los nombres de las personas.

Un día busqué como loca a un tal “Roco”.

-“No será Rocío?, me dijo una niña.

Ahí caí. Desde ese momento leo y releo cuidadosamente las boletas y hago la prueba de todas las combinaciones posibles que en ese albarán quemado quedan impresos desde la orden que emite la caja.

(Ya me queda media hora para entrar).

Los clientes tampoco se quedan atrás…como personajes, digo. Algunos resultan ser de lo más agradable al momento de ver sus pizzas sobre la mesa; otros, en cambio, ni ellos se pueden la cara de aburridos debido a la demora de sus pedidos.

- Estos son los helados verdad?, acotó un padre dicharachero frente a sus hijos cuando les entregué sus medianas 2x1.

- Le entregaron todo?, pregúntole a un joven. Mmm, risueñamente me responde: “me falta otra pizza y bebida y papas fritas”, el muy pillo.

Y así te encuentras con respuestas absurdas, fomes, pero que igual tienes que sonreír. Nuevamente: por respeto al cliente.

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