Wednesday, May 16, 2007

capitulo the oven [iv]

Pero si me detengo un instante a enumerar las cosas buenas que he vivido en Plaza Italia, sería ingrato de mi parte no agregar:

La facilidad para armar cajas. Y en todos los tamaños eh!

Descubrir la empatía que puedo llegar a tener con gente equis que a cada rato me piden cuñas, servilletas, más servilletas y otra servilleta más. Ketchup, “mayo” (como muchos le dicen), servicio, una caja para llevar, que le limpie la mesa
(con un abusado “spongie”…como le llama la Negra)

- $ tres mil quinientos pesos en propina

- Compañeros que con el paso de los días hoy son amigos

- Si bien no he descubierto el secreto que está en la maza…sí se los secretos de la elaboración de estas famosas pizzas.

Una pizza a $ nueve noventa

- Una bebida a $ciento cincuenta

- Dominio absoluto de la pala y escobillón

- Y otras cosas que ya no se me vienen a la cabeza.


Veamos qué es lo que pasa entonces; como seguirán mis días en un nuevo trabajo, nuevo escenario, nuevos personajes y lejos de esta actividad que con pesar dejo; de la gente que “atrás” queda, aunque a mosquear seguiré yendo.

Tengo paciencia y esperanza que lo cultivado en Telepizza dio frutos que perdurarán mucho más que los ingredientes en esa mesa. Por mi parte, digamos que es sólo un break, que por ese local me tendrán cada vez que pueda aparecerme para escuchar una y otra vez el gritito de guerra de la Pauli, para observar una y otra vez la ensimismante obsesión de Braulio por el orden y limpieza, por escuchar las historias de Josué, “el no me dis jugo” de la Cristina y la presencia de esa gente linda (como diría marillyn manson), que por un mes me hizo sentir querida, capaz de asumir roles y responsabilidades que en ningún otro lugar hubiese sido posible asumir.

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