Tuesday, September 11, 2007

Avery has a gun. I have two tickets

(trailer de una salida al cine)

E

l día lo amerita y el nombre y comentarios también. Por qué no aprovechar una de esas entradas y ver con mis propios ojos qué tan excelente resulta ser una de las grandes propuestas cinematográficas que compitió en Cannes?

- Levántate hermana. Que hoy domingo iremos a la cinema.

- In a moment, me contesta ella mientras vierte sus cereales sobre un fluorescente pocillo con leche.

Dicho y hecho. Y aquí estamos: en las puertas del Hoytts de San Agustín (viene al caso citar y publicitar al complejo cinematográfico que hoy me auspicia y da la oportunidad de acomodarme por más de una hora en estas soñadas butacas).

Zodiac. Así se llama el largometraje (y digo largometraje y no película, porque ya estoy completamente sumida en el uso y abuso del vocablo audiovisual. Después pregunte por qué). Pensé descargarla y verla desde mi pecé, pero luego de recapacitar y antes de actuar de forma apresurada, pensé que sería bueno verla en la big screen. Obviamente que todo cambia con este sistema de sonido surround, que inclusive hace más chistosa y emocionante hasta a la película más fome (Sí...as well as un mistermalditobean en Francia).

Me fanatiza un tanto estas historia de serial killers, como un Charles Manson o como el típico prototipo de escenas de crímenes en series que las películas adolescentes de terror muestran (a cualquier hora y por cualquier canal del “cable”). De eso leí que se trata el film (vocablo system again).

“a serial killer who terrorized San Francisco with a string of seemingly random murders during the 1960s and 1970s”, es decir, sangre, suspenso y más sangre y por qué no...más suspenso. La ecuación ideal para dejar de pensar en las vueltas del minutero del reloj; la ecuación perfecta para hacer de este domingo y día agradable junto a mi “gemela”.

Empiezan las sinopsis al azar que buscan motivar a algunos de los presentes a ver si vuelven por dos horas más a sentarse y disfrutar la película que promocionan. Corre una suave brisa que envuelve la sala con el cálido aroma de las popcorns recién salidas de la maquinita.

A ratos la pareja del lado sorbetea un baso de bebida, mientras la mitad de los espectadores busca su celular para ponerlo en silencio...pienso yo. Pero claro, siempre hay una que otra excepción.

Ahora sí. Dentro de cientociencuenta y ocho minutos retomo mi lápiz. Dejo de pensar y ahora sólo me interno en los setentas para convertirme en testigo ocular de todas esas masacres que Zodiac nos ofrece (por lo menos en el afiche). Aunque, prejuiciosamente, creo que la cinta me gustará sí o sí.

Y los créditos empiezan a aparecer y ninguno de los presentes comprendemos por qué, si la película no daba para mostrarnos ese final inesperado…y vaya que inesperado. Sin desmerecer la producción de la cinta, la última escena, con la que cierra la historia, da mas la impresión que forma parte de esa sucia estrategia utilizada para que el espectador piense inmediatamente que una segunda parte vendrá. Pero no.

Ese era el fin y después de más de dos horas y media, habrá que respetarlo. Con una peque de gusto a poco me quedo, pero mala no es; y tampoco es de esas cintas que uno dobla la carita hacia el lado cuando alguien interesado en verla te pregunta a raja tabla: y…cómo es?

Al que le gustan estas historias y puzzles mentales…se la recomiendo [como también le recomendaría un libro de la extensa bibliografía de una Agatha Christie].

De las actuaciones nada que decir, y aunque quisiera tampoco lo haría por respeto al gusto que siento por estos dos actores: un maniático investigador come galletitas de animales, que por mas de diez años intentó unir pruebas que en un momento logran calzar, no obstante, no llegan a completar el puzzle (Mark Ruffalo); y por otra parte, la ingenuidad y ternura unida en un hombre-niño que da para pensar que todos sus papeles (en diferentes películas, por cierto) intentan reflejar un prototipo de “joven tarado…o joven boy scout”.

Después de haberlo visto interpretar al inocente y pschyso joven seducido por un bunny rabbit en Donnie Darko (personaje también vinculado con asesinatos en serie), no podía esperar menos de Jack, quien alguna vez me llenó de risas una tarde fría y vacía como “bubble boy”. Jake Gyllenhaal y Mark Ruffalo. No me imaginé jamás a esta dupla en una película, y es que Ruffalo a cualquier cinta le viene bien.

[Insisto que Mark cambió cienporciento su tono de vos: uno, por petición del director y condición del personaje mismo, o dos: por exceso de animal crackers en su garganta. Pero esto sólo a modo de dato trivia]

Continúo.

Si tiene algo favorable la propuesta de David Fincher [director], pero que a mi parecer la hace un tanto menos dinámica y atractiva, es el cuidado que tuvo para no abusar de las imágenes sangrientas de las masacres es decir, justo lo que yo quería ver desde mi butaca y con los sorbetes que del lado provienen]. Pero por lo menos, reproches de exceso de violencia nunca escuchará Fincher y yo tendré que buscarlo, por lo demás, en otra cinta.

Digamos que la trama de la película que, a modo de otro dato rosa abarca un período de casi veinte años- desde el primer asesinato y hasta la “clausura” del caso- se centra en el detallismo máximo de cómo un dibujante de editorial y un investigador intentan resolver los acertijos que siembra ante sus propias narices un serial killer que roba su nombre de una conocida marca de reloj de los setentas [zodiak].

Pienso que me gustaría debatir acerca de la influencia que cintas como éstas pueden llegar a tener en el consciente o, mejor dicho, en el subconsciente colectivo de la masa que como yo, en estos momentos está acomodándose o mascando algún chewing gum. Cómo la violencia aplicada al esparcimiento y recreación a través de filmes puede llegar a convertirse en una escuela paralela del crimen e incentivar hasta el más “joven scout” presente en la sala a convertirse en el Kevin Spacey- de un siete pecados capitales.

Mmmm. Pero eso sería un tema para otro artículo. Eso sería para otro día.

Creo que ahora leeré el libro de Graysmith y si me pregunta nuevamente cómo o “que tal” es la película recomendaría un searching en google que le aproxime al interesado la solución del caso real. Quizás de esa forma, no termine en un limbo mental a la hora de ver desvanecerse [y con luz prendida en la sala] los créditos que desembocan en un “end”.

Doesn't it bother you that people call you Shorty?

Doesn't it bother you that people call you retard?

Nobody calls me that

Right