Wednesday, May 16, 2007

proceso de pensar ¿con o sin lenguaje?

Pensamos a cada segundo, a veces lo hacemos de forma consiente y otras, no tanto. Asimismo, también expresamos lo que por nuestra mente pasa. Si vamos al origen del significado del acto y, de acuerdo a como lo define la Real Academia Española, podemos decir que “pensar” es [1] imaginar, considerar o discurrir; [2] reflexionar, examinar con cuidado algo para formar dictamen; [3] intentar o formar ánimo de hacer algo.

El hombre es uno de los organismos vivos más completo que existe en la Tierra, no solamente por su complejidad física, sino también psicológica. Es un ente libre de hacer o pensar cualquier cosa. A menudo, la actividad más repetitiva que realiza es el proceso de pensar y expresarse, ya sea lingüísticamente, o bien, mediante gestos o señales.

Por otro lado, la definición de pensar puede comprenderse como el examen cuidadoso de una cosa a fin de formarse un dictamen; es decir, constituye un proceso clave mediante el cual la representación de algo o de alguien se transforma en requisito y guía para tomar una decisión determinada respecto al mismo, siguiendo un plan de acción; hecho que podríamos definir desde un punto de vista psicopedagógica, como “pensamiento en acción”.

Por lo mismo, podemos decir que tanto los hombres como los animales piensan y que, no obstante, en un estado de libre albedrío gozan la posibilidad de expresarse entre sus pares a modo de dar a conocer las representaciones mentales que en su cerebro se generan a partir de un objeto o situación específica. A partir de este punto queda concretada la relación de pensamiento y lenguaje.

Pero, ¿es posible pensar sin expresarlo?, o dicho de otra forma, ¿qué es el pensamiento sin el lenguaje?

Cuando hablamos de lenguaje no sólo hacemos referencia a aquel que se expresa mediante las palabras [habladas o escritas], sino también que debemos incluir en la categoría de comunicación al lenguaje no verbal, dentro del cual incluimos al lenguaje corporal.

Considerando, según un estudio llevado a cabo por el antropólogo Albert Mehrabian, sólo el 7% de la comunicación entre dos personas se realiza mediante las palabras y el 55% a través de gestos, posturas, movimientos de los ojos o mediante nuestra respiración. He ahí la universal importancia de la no verbalidad en la comunicación

La expresión o demostración de nuestros pensamientos y/o sentimientos se constituye como el factor que gobierna al resto de los elementos de la comunicación que establecemos con nuestros pares dentro de la sociedad, en situación que la expresión mediante un lenguaje o canal de comunicación nunca podrá contradecirse con lo que realmente sentimos o pensamos, por muy buenos actores que podamos llegar a creernos.

Psicólogos y psiquiatras han reconocido que la forma de moverse de una persona proporciona indicaciones sobre su carácter, sus emociones y sus reacciones hacia la gente que lo rodea. Mucha gente, cuando se entera que la comunicación no verbal es una vía de comunicación, toma conciencia de sí misma y esto se convierte en un problema. Pues no debemos olvidar el paradigma primero de la comunicación: todo comunica.

Para llevar a cabo una idea, pensamiento o expresar cualquier tipo de sentimiento, primero nuestra mente debe realizar una conceptualización para luego, codificar la información que se desea entregar a un receptor cualquiera. Pero decir que cualquier proceso o estado mental puede considerarse como pensar, no es del todo certero. A veces, ocupamos una cierta cantidad de tiempo analizando y ordenando en la cabeza ideas que posteriormente serán lingüísticamente ilustradas o materializadas en nuestros actos. No obstante, en determinadas ocasiones, el ser humano logra armar un concepto sin la necesidad de estar absolutamente consciente de ello. Es ahí, donde entra en juego la importancia y función de nuestro subconsciente.

De la misma forma, los psicólogos se han concentrado en la importancia y funcionamiento de éste último, puesto que el subconsciente funciona en una forma paralela a nuestro cerebro, logrando atraer o captar señalizaciones que las personas, muchas veces, levemente ha logrado percibir de la realidad circundant2pnsare. Este proceso demuestra la complejidad de nuestro mecanismo intelectual.

“Pensar” es entonces el proceso mediante el cual la mente trabaja incansablemente con el propósito de llegar a la formación o estructura de las palabras, las cuales corresponden a lo que comúnmente denominamos “ideas”. Generalmente, en este proceso participan un emisor, quien da a conocer lo que piensa y un receptor, quien capta lo que se está diciendo. De esta forma, logra comprenderse un proceso comunicativo, sin olvidar que el primer paso es pensar.

Retomando entonces las ideas expuestas en los párrafos anteriores, podemos decir que el proceso mental no corresponde a una función mental propiamente tal del hombre, aunque sí, éste sea considerada la especie de mayor evolución y desarrollo alcanzado en la Tierra. No obstante, a parte del análisis estructural de ideas, sabemos el prominente rol que juega en este proceso, el subconsciente, puesto que permite dar a conocer elementos que inconscientemente fueron percibidos n un tiempo y lugar determinado.

Ahora nos queda responder a la inquietud, ¿qué es el pensar sin el lenguaje?

El pensamiento en acción, como hemos hecho referencia en los párrafos anteriores, debe comprenderse como la ejecución o representación comunicativa del proceso mental “pensar”, mediante el cual reflejamos las representaciones que en nuestra mente hacemos de la realidad cotidiana.

Es por ello, que debemos partir de la base de que para dar a conocer lingüística o corporalmente lo que pensamos, ha de considerarse una línea de acción mediante la cual estructuramos y planificamos nuestras decisiones. He ahí la importancia de la relación entre comunicación-pensamiento.

Dicho de otro modo, antes de actuar, debemos decidir dónde queremos llegar para luego encontrar la forma adecuada de hacerlo y, con ello, cumplir el objetivo. Cuando pensamos nos vemos en la necesidad de expresarlo y de comunicarnos con nuestros semejantes a modo de construir redes de socialización. Cuando pensamos, lo hacemos con ideas, representadas, como hicimos hincapié, mediante palabras y gestos. Por lo tanto, es el lenguaje el sistema de signos que dibujan y simbolizan nuestros pensamientos.

De esta forma, podemos decir que la palabra es sin duda alguna, la base insustituible de nuestro pensamiento y es además, el elemento unificador entre los individuos que comparten un mismo escenario y realidad circundante, ya que el lenguaje, además, cumple en primer lugar una función social.

La función esencial del lenguaje, es por tanto, la comunicación, la cual sirve de soporte al pensamiento y para expresarse, es decir, como reflejo de nuestros sentimientos y pensamientos.

Es así como, como el hombre se manifiesta y progresa trazando las líneas de acción y planificación de sus actos, del mismo modo, que lo hace con los niveles de comunicación que mantiene dentro de la sociedad. El lenguaje le permite transmitir y reflejar lo que piensa, es decir, le permite reflejar quién es, sus propósitos y, por sobretodo, la construcción de realidades.

capitulo the oven [iv]

Pero si me detengo un instante a enumerar las cosas buenas que he vivido en Plaza Italia, sería ingrato de mi parte no agregar:

La facilidad para armar cajas. Y en todos los tamaños eh!

Descubrir la empatía que puedo llegar a tener con gente equis que a cada rato me piden cuñas, servilletas, más servilletas y otra servilleta más. Ketchup, “mayo” (como muchos le dicen), servicio, una caja para llevar, que le limpie la mesa
(con un abusado “spongie”…como le llama la Negra)

- $ tres mil quinientos pesos en propina

- Compañeros que con el paso de los días hoy son amigos

- Si bien no he descubierto el secreto que está en la maza…sí se los secretos de la elaboración de estas famosas pizzas.

Una pizza a $ nueve noventa

- Una bebida a $ciento cincuenta

- Dominio absoluto de la pala y escobillón

- Y otras cosas que ya no se me vienen a la cabeza.


Veamos qué es lo que pasa entonces; como seguirán mis días en un nuevo trabajo, nuevo escenario, nuevos personajes y lejos de esta actividad que con pesar dejo; de la gente que “atrás” queda, aunque a mosquear seguiré yendo.

Tengo paciencia y esperanza que lo cultivado en Telepizza dio frutos que perdurarán mucho más que los ingredientes en esa mesa. Por mi parte, digamos que es sólo un break, que por ese local me tendrán cada vez que pueda aparecerme para escuchar una y otra vez el gritito de guerra de la Pauli, para observar una y otra vez la ensimismante obsesión de Braulio por el orden y limpieza, por escuchar las historias de Josué, “el no me dis jugo” de la Cristina y la presencia de esa gente linda (como diría marillyn manson), que por un mes me hizo sentir querida, capaz de asumir roles y responsabilidades que en ningún otro lugar hubiese sido posible asumir.

capitulo the oven [iii]

El tiempo pasa y no hay plazo que no se cumpla…dicen, dicen. Varios de mis compañeros (contemporáneos a mi ingreso) ya no están y yo ya llevo un mes y algunos días subiendo y bajando escaleras, recogiendo y votando albaranes, reponiendo ingredientes y, aunque yo mucho no me lo creo, estirando algunas mazas. Personales, obviamente.

Ya me hecho de amigos y de un grato ambiente telepipzero, ya va un mes, como dije. Esas mismas personas que, como siempre pasa en la vida, despiertan prejuicios en uno, me han demostrado su confianza y amistad. Sé que tan sólo han transcurrido algo así como cuarenta días desde mi ingreso y, por supuesto, que mi parecer y apreciación hacia estos personajes ha cambiado completamente.

Me quedan dos días de laburo con ellos y ya siento tristeza de dejarlos, de dejar la daily caminata por Merced, de dejar esas escaleras. Pero como dije, gente que llega y otros que se van. Ahora yo formo parte de esos “otros” y de la gente nueva… mucho no tengo que decir; ni siquiera me he dado el tiempo y ánimo de formarme falsas expectativas e impresiones de estos novatos. Quizás, prefiero pasar el tiempo restante cultivando un tantito más mi relación con los antiguos pizzeros y nuevos encargados de tiendas, como Braulio y la Cristina.

Demostré en la horneada actividad de sacar pizzas, servir y freír muchas horas al día, mi real preocupación por el trabajo que asumí ese día que concreté la entrevista laboral con la Andrea. Asimismo, Josué, Braulio, Rodrigo, la Cristina, y mis compañeros…diéronse cuenta de mi esfuerzo y dedicación, por no decir abnegación hacia lo que implica ser una pizzera.

De otra forma, no me hubiesen elegido “mejor trabajadora” del mes de abril. Ojo!, no piensen que en el local está mi foto como una Bachelet en oficina de repartición pública. Aáá´´áá. Tan sólo gozo de dos entradas dobles para un Hoyts y Fantasilandia.


capitulo the oven [ii]

Un poquito patuda me siento en ese sentido (conversábale a mi big boss hace unos días), pero tampoco mal viene recibir unos morlacos los días 5…ah! Y con sistema vale vista. Qué te creí.

Y de apoco he ido conociendo los perfiles de la gente que lo más probable es que te atienda o haga tu pizza en caso de dirigirte a este local.

Y así aparecen y desparecen personajes de la tienda. Yo no se cuánto mas dure en ella, pero hasta el momento me he entretenido.

En mi vida había gritado tantos nombres de personas al momento de subir a los comedores a dejar las pizzas. Hacen bien al imaginar los nombres de los cristianos que prefieren “nuestras” pizzas. Yo me río para callado para no parecer grosera. Después de todo, el cliente merece respeto. Pero también, alguien debería enseñarle bien a la Pauli a digitar, entre su urgencia por atender, correctamente los nombres de las personas.

Un día busqué como loca a un tal “Roco”.

-“No será Rocío?, me dijo una niña.

Ahí caí. Desde ese momento leo y releo cuidadosamente las boletas y hago la prueba de todas las combinaciones posibles que en ese albarán quemado quedan impresos desde la orden que emite la caja.

(Ya me queda media hora para entrar).

Los clientes tampoco se quedan atrás…como personajes, digo. Algunos resultan ser de lo más agradable al momento de ver sus pizzas sobre la mesa; otros, en cambio, ni ellos se pueden la cara de aburridos debido a la demora de sus pedidos.

- Estos son los helados verdad?, acotó un padre dicharachero frente a sus hijos cuando les entregué sus medianas 2x1.

- Le entregaron todo?, pregúntole a un joven. Mmm, risueñamente me responde: “me falta otra pizza y bebida y papas fritas”, el muy pillo.

Y así te encuentras con respuestas absurdas, fomes, pero que igual tienes que sonreír. Nuevamente: por respeto al cliente.

capitulo the oven [i]

En una de esas tantas cosas de la vida, entre esas cosas que uno piensa a diario, se me ocurrió distribuir mi curriculum para ocupar partime[mente] mi tiempo libre. Diversos destinos tuvo este documento y semanas pasaron sin ninguna novedad por parte de los restaurantes, pubs o tiendas que fijé como objetivo laboral.

Ring Ring

Al medio día suena el teléfono de mi departamento.

Una voz suave al otro lado de la línea me invitaba a una entrevista de trabajo.

Cadena de pizzería: Telepizza.

Tres días después ya terminaba mi “entrenamiento” en Miguel Claro y me disponía a comenzar mi “vida laboral” en tiempo compartido en el local emblemático de Plaza Italia. El mismo que no cierra mientras la alocada juventud se divierte durante los fines de semana; el mismo que sufre y reza cada vez que se organiza una manifestación por los alrededores de la estación de metro Baquedano.

Y ahí estoy; ahí de hecho estaré en una hora más para dar inicio a mi día: de jeans y polera roja. Media incómoda se me hace usar esta prenda dentro del pantalón y ni que hablar de ese jockey que me ciñe el cerebro cinco horas al día.

La gente entra, compra, come y sale. Más no se imagina el proceso de elaboración que requiere una $%&& pizza personal. Hasta hace unas semanas yo tampoco me lo imaginaba; de lo más cómodo de mi hogar casi era diversión tomar el teléfono, hacer un pedido y convertirme en una exquisita compradora: sin queso, mucho tomate, con orégano… ah! y retiro en tres horas más.

Y así han transcurrido los días, para mi toda una experiencia, casi un juego, pero para otros, así como para mis compañeros este trabajo resulta ser el aporte financiero de la carrera que estudian o para sus arriendos.

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Wednesday, May 02, 2007

in bandeja

the cuña a la chuña show

Cinco años de estudio de Periodismo en una universidad…un mes de trabajo en una pizzería. Dos situaciones que no deberían tener mucho en común; al menos es lo que creía yo.

Un día explicábale a mi padre el significado de “cuña”, en términos pizzeros, claro. No fue hasta ese día en que él me hizo comprender que dicho término cobra gran realce, ya sea dentro de las comunicaciones, así también, como en el sistema español al momento de querer servirse un trozo de pizza.

“¿Y en Periodismo…qué es lo que era cuña”?, entona del otro lado de la línea mi apoderado una vez que le expliqué que era una especie de platito donde se posaba el trocito de pizza.

Caí. Pero claro!. Sin quererlo nos reímos al unísono y a cinco horas de distancia.

¿Será que mi paso por ese local de gran movimiento y ajetreo se ve justificado por el simple hecho de descubrir que en Telepizza y en Periodismo existe un concepto en común? Que rara que es la vida, o mejor dicho, que raro el destino que uno se forja, por cuanto, en un punto te das cuenta que desde la nada y sin mayores explicaciones, finalmente todo está relacionado, todo calza por más que intentes poner la pieza del puzzle al revés.

“Oiga señorita…no tiene ese cartoncito que se pone debajo de la pizza? / ¿trajo usted la declaración que hizo el ministro para insertarla luego de la presentación de la nota?

En una y otra realidad, ese “cartoncito” como le llama el gordito con perfume a tinto en caja; y esa “declaración” que exige un docente para evaluar mi trabajo en radio, tiene el mismo nombre: CUÑA.

cuña.

(de cuño)

1. f. Pieza de madera o de metal terminada en ángulo diedro muy agudo. Sirve para hender o dividir cuerpos sólidos, para ajustar o apretar uno con otro, para calzarlos o para llenar alguna raja o hueco.

2. f. En un periódico, noticia breve que se imprime para mejor ajuste de la plana.

3. f. En radio y televisión, espacio breve para publicidad.